Castilla y León: la cuestión territorial pasa por encima de un bipartidismo bajo mínimos

Las elecciones autonómicas de Castilla y León del pasado domingo nos dejan una imagen nítida del estado de la situación política en España en la actualidad y de cuáles son los principales ejes de conflicto en la competición electoral. Aunque son unas elecciones autonómicas diferentes al no haber coincidido con elecciones municipales, podemos observar tendencias que nos indican hacia qué dirección se está moviendo la política en nuestro país.

Podemos ver una bajada de participación del 2% con respecto a 2019. Esto tiene que ver no solo con la anomalía anteriormente mencionada, sino también con el hecho de que fueran unas elecciones anticipadas. Todo adelanto electoral necesita de un casus belli, de una justificación por parte del gobierno que tiene la potestad de convocar elecciones en el momento que desee. En este caso, el presidente Alfonso Fernández Mañueco tomó prestado de Isabel Díaz Ayuso la justificación de que tenía la certeza de que había un intento de moción de censura en proceso que cambiaría el gobierno liderado por el PP por uno liderado por el PSOE. Según Mañueco, en esta operación estaría presente su socio de coalición, Ciudadanos, lo que supondría una evidencia clara de que el pacto con los naranjas entraba en un punto de no retorno.

Sin embargo, a falta de evidencias de que esa moción de censura fuera real, existían al menos dos motivos para el adelanto electoral. Por un lado, a la interna, el de agrupar el voto del bloque de la derecha en torno al PP gracias a la descomposición de Ciudadanos. Por otro, a la externa, el de reforzar la idea de que cada vez que se abren las urnas el PP de Casado sale reforzado y Sánchez sale desgastado. El objetivo de Pablo Casado es controlar el ciclo electoral intercalando elecciones autonómicas en el tiempo que les sean beneficiosas y en las que el PSOE salga claramente derrotado. Desde la formación de la coalición entre PSOE y Unidas Podemos, el PP ha ganado tres de las cinco elecciones que se han convocado: Galicia, Madrid y el pasado domingo en Castilla y León. Pero no solo se trata de ganar o perder, la disputa de Casado con Sánchez no es la única que debería preocupar al líder del PP: se olvida de su competición con VOX en el bloque de la derecha.

Los resultados del pasado domingo nos dejan una victoria amarga del Partido Popular y un incremento espectacular de VOX con respecto a las anteriores elecciones autonómicas en la región. El PSOE se mantiene por encima del 30% y pierde siete procuradores en un resultado que no se aleja de lo esperado. Además, junto con la fuerza de ultraderecha, Soria ¡Ya! se convirtió en el claro ganador de la noche al obtener tres escaños y más de un 40% en la provincia de Soria. Otras candidaturas de la España Vaciada no lograron representación, pero Unión del Pueblo Leonés, también de ámbito provincial, logró un resultado histórico al alcanzar los tres escaños en la provincia de León. Los resultados de Unidas Podemos y de Ciudadanos se pueden interpretar como un declive de las formaciones políticas que fueron claves en la ruptura del sistema de partidos en 2015.

La competición se recrudece entre PP y VOX: la ultraderecha pasa a ser decisiva

El Partido Popular obtuvo el peor resultado de su historia en unas elecciones autonómicas de Castilla y León en porcentaje de voto, pues a pesar de la ligera subida de dos procuradores, pierde más de 50.000 votos con respecto a 2019. Es primera fuerza en Segovia, Ávila, Salamanca y Zamora, cuatro provincias de nueve en total. Si en el PP hubiesen conocido el resultado antes de convocar elecciones nadie se hubiera planteado el adelanto electoral. Los adelantos electorales son en ocasiones imprevisibles y el contexto es determinante tanto para justificar la convocatoria como en lo que respecta a las expectativas: hace dos meses se hablaba de la posible mayoría absoluta del PP en Castilla y León, pero ahora la discusión es si finalmente VOX formará parte del gobierno de la Junta.

Aunque hasta ahora todos los gobiernos autonómicos han salido reelegidos tras las elecciones (Galicia, Euskadi, Cataluña y Madrid), la tendencia electoral a nivel nacional ha influido en Castilla y León: sube VOX, baja PP. Es importante saber en qué momento del ciclo electoral convocar elecciones. La realidad es que el PP ha forzado un adelanto electoral con los objetivos de fortalecer a Casado y erosionar a Sánchez, pero ha repetido prácticamente el mismo resultado y ha dado alas a su principal competidor. Casado sale más tocado que Sánchez a pesar de la victoria electoral, porque hay victorias que saben a derrota y ayer fue una de ellas. Desde un análisis más inmediato los resultados del bloque de la derecha son ligeramente mejores que en 2019: pasan de un 52.94% y 43 escaños a un 53.56% y 44 escaños. Sin embargo, los resultados de PP y VOX son prácticamente calcados a los que obtuvieron en Castilla y León en las últimas elecciones generales.

El PP tiene razón en su idea de que hay un cambio de ciclo, pero el problema para los conservadores es que no les está beneficiando a ellos, sino a VOX. La ligera subida del PP no le sale a cuenta. Cambian a un socio en descomposición que les mantenía en una posición cómoda por otro en auge que les compite de cara en el bloque de la derecha. Si buscaban reproducir un efecto similar al que logró Ayuso en Madrid han fallado estrepitosamente.

Si comparamos los resultados de VOX con los obtenidos en las anteriores autonómicas la subida es espectacular: 13 procuradores y más de un 17% del voto. Pasan de ser una fuerza residual con tan solo un procurador a ser el tercer partido más votado y el más decisivo para la gobernabilidad de la región. No han tardado demasiado en VOX en anunciar su estrategia: entrar en el gobierno autonómico y formar la primera coalición en España en la que estaría presente la ultraderecha. Al igual que ya hicieron Podemos y Ciudadanos, VOX sigue la senda de entrar en gobiernos una vez ha pasado el segundo test en elecciones autonómicas. La diferencia respecto a estos partidos es que lo va hacer estando en la cresta de la ola en cuanto a crecimiento electoral, pues ahora mismo está en máximos en el promedio de encuestas para las próximas generales. Su distancia con el PP se reduce y su influencia aumenta notablemente. Ni Podemos ni Ciudadanos se encontraban tan cercanos al partido grande de su bloque, PSOE y PP, por lo que su capacidad de influir en las políticas y en la agenda mediática era menor. VOX no tenía implantación territorial en Castilla y León, apenas tenía la alcaldía de cinco municipios y venía de un 5% del voto en 2019. Aun así, es el partido que más crece. En el corto plazo la organización y la implantación territorial no son tan relevantes, y menos si el partido está en fase de crecimiento, pero sí lo son en el medio y largo plazo. A día de hoy esa sigue siendo una incógnita.

El PSOE salva los muebles con un resultado esperado

El PSOE se queda en prácticamente un empate con el PP, por encima del 30%. Una buena gestión de las expectativas y un resultado dentro de lo esperado en una región no tan favorable para los socialdemócratas hace que Sánchez no salga tan tocado. Este era, recordemos, uno de los principales motivos de la convocatoria. Pierde siete procuradores, pasando de 35 a 28 y casi un 5% con respecto a 2019. Es necesario señalar que el PSOE solo ha sido el partido más votado en Castilla y León en dos ocasiones: 1983 y 2019. Tras estos resultados, el candidato, Luis Tudanca, dejó la puerta abierta a un cambio en el liderazgo del PSOE en la región.

En lo que respecta a sus resultados por provincias, vence en León, Valladolid, Burgos y Palencia, donde gobierna los municipios de las capitales de las tres primeras provincias mencionadas. Obtiene sus peores resultados en Soria debido a la espectacular irrupción de Soria ¡Ya!, que le habría arrancado en torno al 40% de su voto en la provincia, según datos del CIS preelectoral publicado en enero. Soria es un feudo bipartidista y el PSOE solo obtiene un 18%. Desde la izquierda se va a centrar el foco en el auge de VOX debido a la alta probabilidad de que formen parte del próximo gobierno autonómico, pero debería atender más al crecimiento de fuerzas como Soria ¡Ya!, que parecen competir mejor con el centro-izquierda que con la derecha, al menos en Castilla y León.

Hemos presenciado otras elecciones en las que la caída de Ciudadanos no ha beneficiado en absoluto al PSOE. Por si no había quedado claro todavía, ese trasvase se dio únicamente en Cataluña debido a la composición de voto del PSC y a la capacidad de Salvador Illa de atraer a un votante menos catalanista. Pero en ninguna comunidad autónoma se ha replicado ese efecto, incluso con Ciudadanos desapareciendo por completo, como en Madrid, el PSOE no ha conseguido incorporar parte de ese voto. Sin embargo, algo a tener en cuenta es si el trasvase de voto de PSOE a PP se ha dado en estas elecciones, algo que ya ocurrió en las elecciones madrileñas de mayo de 2021.

Síntomas de final de partida para Ciudadanos y de declive para Unidas Podemos

Si Podemos y Ciudadanos representaban en España el cambio político y eran partidos centrales en la transición de un sistema de partidos bipartidista a uno multipartidista, sus resultados demuestran que en 2022 ya no son capaces de vertebrar las demandas que los impulsaron.

El resultado de Unidas Podemos supone un evidente retroceso y no logra el objetivo de tener grupo propio. Recordemos que en 2019 Podemos e IU se presentaron por separado y, aunque solo los primeros lograron escaños (dos), la suma de ambos era de un 7.28%. Se quedan lejos de la cifra de 2019 y pasan de dos a un escaño yendo juntos y bajando hasta el 5.1%. La marca UP está en declive, desde la formación del gobierno de coalición ha retrocedido en todas las elecciones salvo en Madrid y gracias a la candidatura de Pablo Iglesias. Sus resultados representan un retorno al espacio tradicional de IU, aunque en un contexto bastante más favorable y abierto que al que se enfrentaba IU en los 90 o en los 2000.

Obtienen sus mejores resultados en la provincia de Valladolid, seguido de Burgos, donde estuvieron cerca de alcanzar el segundo procurador. Pero en general sus cifras oscilan entre el 2% y el 7% en toda Castilla y León. Hablamos de una región en la que no obtuvieron representación en las últimas elecciones generales, aunque llegaron a un 9.4% del voto.

A día de hoy la marca UP está agotada y sin visos de poder recuperarse, incluso con la aparición del liderazgo de Yolanda Díaz como Vicepresidenta y Ministra de Trabajo. La buena valoración de la líder de UP en el gobierno dista mucho de la percepción que tienen los ciudadanos sobre el espacio político, lo que podría indicar que existe una disonancia entre el rechazo que generan los últimos y el potencial electoral de la primera. Yolanda Díaz puede ensanchar el actual espacio electoral de Unidas Podemos, pero parece que existe un desalineamiento entre la percepción social de UP y la de la vicepresidenta. Esto queda patente desde el punto de vista electoral, pero también si atendemos a la valoración, ideología y capacidad de generar simpatías en votantes más allá de las fronteras de Unidas Podemos, aquellos que son cercanos ideológicamente pero votan a otro partido.

Si Yolanda Díaz presentase su candidatura bajo las siglas de Unidas Podemos existe la posibilidad de que obtuviese unos resultados iguales o ligeramente mejores que en noviembre de 2019, pero el rechazo que genera la marca UP, el desgaste como socio minoritario en el gobierno y el progresivo declive electoral hacen indicar que el potencial de Yolanda Díaz podría activarse de forma más clara a través de otro tipo de candidatura. La renuncia a las siglas de UP, a sus logos, simbología, puede ser una decisión controvertida en el corto plazo pero positiva en el medio plazo para el espacio electoral que representa. Si los partidos de gobierno acostumbran a retroceder en apoyos en las siguientes elecciones, sobre todo los socios minoritarios, es necesario un cambio de tendencia, un elemento diferenciador. Una candidatura nueva, en fondo y forma, puede llevar a cambiar la percepción de los votantes sobre el espacio político que hoy representa UP. Una estrategia de amplio alcance que ensanche y fidelice al mismo tiempo.

Por su parte, Ciudadanos continúa su proceso de descomposición. Aunque resiste Francisco Igea en la provincia de Valladolid como único procurador, el partido se encuentra en una fase terminal. En estas elecciones solo consiguen salvar los muebles por circunstancias coyunturales de un adelanto con una justificación poco creíble y por un candidato y una campaña que les ha permitido diferenciarse del  PP, al contrario que en otros territorios. Estos elementos no van a estar siempre presentes por lo que su futuro apunta a la desaparición del panorama político español.

España Vaciada: Soria ¡Ya! hace historia y consolida el crecimiento de partidos regionalistas

Las candidaturas de la España Vaciada han obtenido resultados dispares a lo largo de Castilla y León, pero algo es innegable: la irrupción de Soria ¡Ya! con tres escaños en la provincia de Soria es un resultado histórico. Recordemos, han obtenido un 42.6% en la provincia y un 50.34% en Soria capital. Han roto por completo un feudo del bipartidismo y se garantiza con alta probabilidad uno de los dos escaños de Soria para las próximas generales. Otras candidaturas como las de Valladolid, Palencia, Salamanca, Burgos o Zamora no han tenido la misma suerte. Aunque las demandas de la España Vaciada se encuentran entre las principales preocupaciones de los castellanos y leoneses, las plataformas no funcionan electoralmente en el mismo grado. La mayor organización e implantación de Soria ¡Ya! puede haber sido un factor relevante en sus resultados, así como una mayor presencia de candidatos nuevos e independientes (en semejanza con Teruel Existe). En otros territorios era notable la presencia de antiguos cuadros de otros partidos.

El desgaste del PSOE en el Gobierno y el declive electoral de Unidas Podemos está generando movimientos en el voto de partidos nacionales a partidos de ámbito no estatal. Desde 2019 hay un voto que se está refugiando ampliamente en partidos de ámbito no estatal, ya sean candidaturas provinciales como el caso de Teruel Existe o Soria ¡Ya!, pero también regionalistas (Más Madrid), nacionalistas e independentistas (BNG, Bildu o ERC). Es necesario señalar que en los dos últimos años el mayor crecimiento en el centro-izquierda y en la izquierda ha venido de la mano de partidos de este tipo. Tenemos numerosos ejemplos, desde el gran resultado del Bloque Nacionalista Galego en Galicia (24%), el paso de Más Madrid de cuarta a segunda fuerza en Madrid (17%), el crecimiento de Bildu en Euskadi (28%) o el resultado de partidos regionalistas que disputan el eje territorial desde un prisma no nacionalista como es el caso de Teruel Existe en las últimas Generales (26.8% en la provincia de Teruel) o el del propio Soria ¡Ya! (42.6%). Para la mayoría de estos partidos sus resultados recientes son máximos históricos.

Junto a la España Vaciada hay que añadir el crecimiento de Unión del Pueblo Leonés en León que logra tres procuradores y un sólido 21.3%, a menos de cuatro puntos del Partido Popular, y la ligera subida de Por Ávila, escisión del PP que gobierna en la ciudad de Ávila, que mantiene su escaño y sube medio punto con respecto a 2019.

Mínimos históricos del bipartidismo y posibles mayorías de gobierno

Es falso que estemos en un momento político frío. Acabamos de ver el mínimo histórico del bipartidismo (62%) en una de las CC. AA. con más tradición de voto a PP y PSOE. El bipartidismo obtiene su peor resultado en la historia de Castilla y León, por lo que, pese a los augurios, no hay retorno del bipartidismo. Lo que ha cambiado es dónde se sitúa el descontento: ha pasado de Podemos y Ciudadanos a VOX y regionalistas/nacionalistas. El asunto central es que la discusión política ya no gira en torno a la regeneración y transformación democrática, sino al descontento generado por la cuestión territorial. La crisis de representación sigue. Hay una mayor fragmentación y volatilidad, los ciudadanos cambian de voto de forma más frecuente y tienen más partidos a los que votar con opción de sacar escaño. Es decir, hay más oportunidades para partidos nuevos o pequeños que puedan concentrar su voto en territorios concretos sacándole, de esta manera, todo el jugo a un sistema electoral español que premia la concentración del voto y penaliza la dispersión.

El eje territorial se ha convertido en el centro de los movimientos electorales en los últimos años. En la disputa entre centralismo contra descentralización podemos ver el auge de dos opciones muy diferentes. Por un lado, tenemos la vía de cierre representada en VOX, que aboga por suprimir las autonomías y devolver competencias al Estado central para alejar el poder de territorios donde fuerzas nacionalistas e independentistas son mayoritarias, como Cataluña o Euskadi. Si bien el domingo se presentó como articulador de una parte de las demandas de Soria ¡Ya! y del resto de la España Vaciada, parece más un intento de ensanchar su espacio electoral gracias a un tema que está moviendo votos que a un cambio en su postura con respecto a la cuestión territorial.

 

La victoria de Mañueco por la mínima aleja al PP de la mayoría absoluta soñada (41 escaños) durante la precampaña y le obliga a depender de VOX en todas las combinaciones de mayorías de gobierno posibles, salvo en una, la menos probable. En el PP tienen tres opciones que pasan por el voto decisivo de VOX en una investidura. De mayor a menor influencia las posibilidades serían: coalición de gobierno con VOX, gobierno en solitario con apoyo externo de VOX (como en Madrid) y pacto con las fuerzas provinciales y abstención de VOX. El partido de ultraderecha apuesta por la primera y, de momento, el PP apuesta por la tercera. La última opción es la más improbable y supone evitar la influencia de VOX en el próximo gobierno de la Junta. Un pacto entre el PP y el PSOE, lo que conocemos como Gran Coalición, sumaría 59 escaños, 18 por encima de la mayoría absoluta. Dirigentes del PSOE como el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, ya han puesto encima de la mesa esta alternativa[1], pero también líderes del PP como el presidente de la Xunta de Galicia, Núñez Feijoó, han dado a entender algo similar[2].

Notas

[1] (14 de febrero de 2022). Óscar Puente pide la abstención del PSOE para que Vox no entre en el Gobierno de Castilla y León. El Independiente. Recuperado de: https://www.elindependiente.com/espana/2022/02/14/oscar-puente-pide-la-abstencion-del-psoe-para-que-vox-no-entre-en-el-gobierno-de-castilla-y-leon/

[2] (14 de febrero de 2022). Feijóo apela a la abstención del PSOE para permitir la investidura de Mañueco. El Norte de Castilla. Recuperado de: https://www.elnortedecastilla.es/nacional/feijoo-apela-abstencion-psoe-6297445658001-20220214134504-video.html

Fotografía de Dani Gago.