Doble jornada electoral para determinar el futuro político de Italia

Italia se precipita en el nuevo ciclo político con unas jornadas sísmicas. A la vuelta a las aulas, la pandemia congelada en el tiempo esperando la vacuna y las primeras consecuencias económicas del desgaste sanitario se le suma una doble jornada electoral con numerosas elecciones. Entre ellas dos de alta relevancia: siete elecciones regionales y un referéndum constitucional (el primero tras el descalabro de Matteo Renzi en el 2016).

El país transalpino será, por tanto, el primero en sumergirse en el otoño caliente europeo, que promete tensar gobiernos y oposiciones en busca de una salida de la crisis de la COVID-19 a la medida del interesado. La derecha, encabezada por un Salvini con el pie torcido desde comienzos de año, pretende dar un golpe de gracia al Gobierno. Por su parte Conte, apoyado por un Partido Democrático sin identidad propia y un Movimento 5 Stelle en horas bajas, persigue superar la enésima prueba desde 2018 para conseguir su objetivo: llegar vivo a 2022.

El Referéndum como última bala populista

El referéndum constitucional, que pretende ratificar la reducción de parlamentarios (de 630 a 400) y de senadores (de 315 a 200), parece constituirse simplemente como el paisaje de unas veladas electorales más importantes. A todas luces la (última) medida estrella del Movimento acabará siendo ratificada. Las más recientes encuestas hablaban de un apoyo al “Sí” en torno al 70% (IPSOS), pero con una participación que escasamente llegará al 50%. No interesa a ningún actor político movilizar a su electorado, mucho menos posicionarse ante una medida populista de este tipo. Hay un consenso implícito para apoyar el Sí, pero ningún político está contento. El que más problemas está teniendo es el Partido Democrático, que siempre estuvo en contra pero que ahora, por miedo a que el referéndum se convierta en un plebiscito sobre su Gobierno como ya lo fue con Renzi, ha decidido ponerse de lado.

Los “grillini”, como se conoce a los cargos del M5S, tendrán un serio problema cuando su última razón de ser, la reducción de parlamentarios, desaparezca. El partido lleva tiempo sumido en una crisis identitaria provocada por un populismo institucional, pero sobre todo retórico, que les ha llevado a coaligarse con Salvini y con el Partido Democrático en poco más de un año, llevándose por el camino la mitad de los apoyos que recabó en las elecciones de 2018. Prueba de ello es que siguen sin liderazgo electo desde la renuncia de Luigi Di Maio a principios de año. Si los resultados de las regionales, con toda seguridad malos, no les borra del panorama político, el antiguo partido de Beppe Grillo deberá decidir qué quiere ser (y parece que ya hay mimbres para una coalición sinérgica con el PD).

Sin embargo, las joyas de la corona se sitúan en las siete regiones llamadas al voto entre el 20 y el 21 de septiembre (medida novedosa para evitar aglomeraciones): Liguria, Véneto, Apulia, Marcas, Campania, Toscana y una idiosincrática Valle d’Aosta que dejaremos de lado en este artículo (posee un sistema de partidos diferente y no se han publicado encuestas). No son cuestiones menores las regiones en un país con niveles de descentralización parecidos al nuestro. La sanidad, la educación o la infraestructura entre otras son competencias en gran medida de las regiones, con una pandemia que ha puesto de relieve este nivel de administración. De estas seis regiones la izquierda gobierna en cuatro y la derecha en dos, pero este equilibrio cambiará completamente en una semana.

Véneto: victoria y pesadilla de Salvini

Este fin de semana Luca Zaia, presidente de la región del Véneto por la Lega y el gobernador más popular de Italia, puede romper un récord al superar el 75% de los votos. No suena descabellado, la mayoría de encuestas lo colocan alrededor de esas cifras (en 2015 consiguió el 50%). Unos resultados que, de cumplirse, significaría que Zaia ha conseguido atraer a votantes históricamente de izquierdas. Sin embargo, lo que puede ser una alegría para Salvini puede acabar siendo una pesadilla.

Desde mediados de este verano las dimisiones y disensos en las bases del norte del partido de Salvini han ido en aumento, con amenazas de escisiones incluidas. Desde que en 2016 Salvini nacionalizara el partido (con la migración como eje principal), las antiguas bases padanas (con el Véneto a la cabeza) han estado esperando la ocasión. Coyuntura propicia que ha llegado con una Lega que ha pasado del 36% al 25% en tan solo un año. Este malestar (hace meses público) está siendo canalizado por el mismo Zaia, que siempre receló de Salvini cuando se postuló para liderar el antiguo partido de Umberto Bossi.

Son pocas las probabilidades de que después de las elecciones Zaia decapite a un Salvini que, pese a estar débil, sigue teniendo completo control del partido. Por no hablar del difícil encaje que tendría un líder autonomista, antiguo defensor de la independencia de la Padania, en un partido que empieza a instalarse con fuerza en el sur del país. Un elemento a tener en cuenta será que la Lista de Zaia (el sistema electoral italiano permite que la gente vote distintas candidaturas dentro de una misma coalición) no supere en exceso a la del partido (Lega Nord). No obstante, independientemente del resultado, los resultados se leerán más en clave nacional (¿qué dirección tomará la Lega?) que en clave regional.

Liguria, concepción y muerte de la alianza PD-M5S

Ya hubo un caso anterior (Umbria), pero Liguria representará otro intento serio de la coalición entre el PD y el M5S, que tantos políticos de ambos partidos llevan luchando meses (algunos, incluso, años). Este nuevo ensayo puede poner broche final a este proyecto más rápido de lo que parece. El actual gobernador de derechas, Giovanni Toti, va a repetir cargo con toda seguridad. El candidato consensuado por el PD y el M5S, Ferruccio Sansa, está a casi 20 puntos de diferencia.

El desplome en la oposición es evidente. En las anteriores elecciones del 2015 tanto la candidatura de centro-izquierda como los populistas obtuvieron más del 50% de los votos. Hoy, en coalición, ninguna encuesta les da más del 40%. Una incomodidad que se suma a los resultados nefastos de la región de Umbria a principios de año, donde el candidato PD-M5S obtuvo también 20 puntos menos que la candidata de centro-derecha. Matteo Renzi y otros grupos políticos minoritarios han manifestado su cabreo presentando una lista independiente, que probablemente acabe sin representación.

La “santa alianza” entre el PD y el M5S es algo cada vez más sonado entre las élites de ambos partidos. De fondo hay una razón simple de conservación del poder, pero cada uno busco un objetivo distinto. El Movimento quiere salvar su barco tocado y casi hundido, y el PD quiere volver a ser un partido con opciones de victoria (lleva estancado en el 20% nacional más de un año). Cada vez son más las voces que apuestan por conservar las siglas pero instaurar una cultura de coalición para soportar el embiste de la derecha. Hace escasas semanas el Ministro de Defensa Lorenzo Guerini[1] (PD) lamentaba que la alianza se hubiera quedado solamente en Liguria, apostando por mayor colaboración en el futuro.

El problema va más allá de decisiones concretas. El electorado del Movimento (con serias dudas respecto a Europa y, sobre todo, un inmenso rechazo al establishment) no se lleva especialmente bien con el electorado del Partido Democrático. De ahí que dirigentes como Alessandro Di Battista (M5S) siga rechazando al antiguo partido de Renzi, y apueste por seguir la tercera vía (presentarse en solitario, sin coaligarse con ningún partido). La coalición se seguirá intentando a nivel municipal, como en Sardeña[2], pero la suma de siglas no parece sumar tanto como algunos gustaría.

Apulia y Marcas: las regiones inciertas

Ambas regiones gobernadas por la izquierda pueden cambiar de bando ideológico. El centro-izquierda prácticamente las descuenta de sus pronósticos electorales. En Apulia el caso es novelesco. El actual gobernador, Michele Emiliano, es un díscolo de la formación hegemónica en la izquierda italiana. Durante años fue el principal crítico interno con la figura de Renzi, fracasó en su intento por liderar el partido tras su marcha y ha protagonizado una de las peores gestiones de la COVID-19 en todo el país. Más de 6.000 casos y casi 500 fallecidos. Solo para comparar, en Calabria ha habido 1.700 casos y 98 fallecidos.

El PD ha hecho lo posible para no generar divisiones apoyándole, pero Renzi y compañía se presentan con una lista diferente a la de Emiliano, así como el Movimento. División y desgaste que aprovechará Raffaele Fitto, candidato de Fratelli d’Italia que será seguramente el próximo gobernador de la región del tacón de Italia.

Giorgia Meloni, capitana de Fratelli, alcanzará un éxito absoluto si a esta victoria en Apulia se suma la de su candidato, Francesco Acquaroli, en Marcas. La región, también gobernada por el PD, ha sufrido un duro revés por una también deficiente gestión de la pandemia. Tanto es así que el partido no ha renovado a su antiguo gobernador. Así, Marcas puede sumarse a Umbria en el éxito de la derecha italiana en bastiones de izquierda cercanos al “cinturón rojo” del país. Aquí tampoco se ha alcanzado un acuerdo con los “grillini”, que según las últimas encuestas obtendrán el mismo porcentaje de voto que le falta a la coalición de centro-izquierda para empatar con la del centro-derecha. Preocupante más si cabe viendo el historial del mismo Acquaroli, que protagonizó una cena con simpatizantes para conmemorar la Marcha sobre Roma[3] con frases, simbología y retratos de Mussolini.

Toscana y la piedra angular de Salvini

Si Meloni está centrada en Apulia y Marcas, Salvini lo está en la Toscana. El corazón del “cinturón rojo”, una región gobernada durante 50 años (desde que hay elecciones regionales) por la izquierda, primero el PCI y más tarde el PD, puede caer este fin de semana a manos de Susanna Ceccardi, una figura mediática y que ha aprendido de Salvini estos últimos años.

Las encuestas llevan vaticinando prácticamente un empate las últimas semanas, y es ahí donde Salvini está concentrando la campaña electoral. Una campaña que ha aprendido mucho de la que fracasó a principios de año en Emilia-Romaña. En esta última el líder de la Lega también intentó dar el golpe de gracia al gobierno, robando una región histórica con gran simbolismo para la izquierda. Estas nuevas elecciones, que son percibidas como una segunda ronda de las primeras, presentan una candidata más moderada contra un candidato que sustituye al gobernador histórico de la región Enrico Rossi.

La región presenta una característica particular. Si dos fuerzas alcanzan el 40%, habrá una segunda vuelta entre ambas. Salvini aspira a que Ceccardi alcance esa cifra y pueda medirse cara a cara contra el centro-izquierda, con ambos luchando por conseguir el voto del M5S, que se presenta también por separado.

Campania y la región “roja” por sorpresa

Vicenzo De Luca consiguió la victoria en el 2015 por un corto margen. Cinco años después su nueva victoria puede suponer que Campania sea la región donde la izquierda obtenga el mayor porcentaje de apoyo de todo el país. No hay trampa ni cartón. Su personalidad y la gestión del coronavirus (Nápoles es una de las ciudades con mayor densidad poblacional de Europa y solo ha registrado 4.000 casos) lo han catapultado a más del 50% de intención de voto, siendo después de Zaia el gobernador más popular de Italia.

Al igual que en Véneto, existe una pugna interna entre las siglas del PD y la figura de De Luca por ver quién consigue recabar más apoyo. Una victoria aplastante del centro-izquierda gracias en mayor medida a la lista “De Luca Presidente” que a la del “Partito Democratico” pueden suponer un trago más amargo que dulce para el partido de Zingaretti. A reseñar el histórico varapalo que sufrirá Salvini, donde según las últimas encuestas pasará de un 19,2% (elecciones europeas de 2019) a menos del 5% en un año y medio.

¿Otoño caliente o templado?

Más que nunca las perspectivas que cada uno se marque serán decisivas. Se habla de una partida donde únicamente habrá jaque (mate) al Gobierno con una puntuación de cinco a uno para la derecha (Marcas, Apulia, Liguria, Véneto y Toscana). La opinión de quien escribe estas palabras es que este resultado es altamente improbable. Un resultado más viable es un cuatro a dos (Marcas, Apulia Liguria y Véneto para la derecha; Campania y Toscana para la izquierda), que tensionará seriamente al Gobierno de coalición PD-M5S, pero donde importará mucho más los siguientes detalles: ¿Cómo aguantará el PD? ¿Cuánto caerá el M5S?

Una imagen que Salvini está esperando es ganar las anteriormente citadas cuatro regiones y forzar un “run-off” (segunda vuelta) en Toscana. Probablemente pierda, pero la poderosa imagen del “castillo rojo” desmoronándose puede socavar los cimientos de una coalición demasiado precaria desde su nacimiento (septiembre 2019).

Para el partido amarillo, aunque siempre haya rendido bastante peor en elecciones regionales, bajar del 10% (actualmente en el panorama nacional están en el 15%) podría suponer una nueva fractura. Fractura que se sumaría a la crisis orgánica que lleva viviendo meses. Varios han sido los diputados y senadores que han abandonado los últimos meses las filas del M5S[4]. Algunos para ir con Salvini, otros en el Grupo Mixto. Se especula que esto pueda suceder de manera más evidente y abundante tras las elecciones regionales.

Por un lado, tanto el Movimento 5 Stelle como el Partido Democrático tendrán que decidir qué quieren ser de mayores; lo que dicta el tempo político es que sin alianza entre ambos la derecha gobernará Italia durante años. Conte se está desligando del Movimento y cada vez más el partido parece una emanación de su figura y no al revés. Con este problema de identidad, auspiciado por el fin de su medida de recorte parlamentario, el partido populista debe mojarse y elegir coalición ideológica. Y por otro, Salvini se tendrá que enfrentar a una Meloni engrandecida que, tras sus victorias regionales, con toda seguridad irá a exigirle un reajuste del peso político en la coalición de derechas del país. Italia, uno de los países más golpeados por el coronavirus, eppur si muove.

Daniel Vicente Guisado (@DanielYya) es Politólogo, Máster en Análisis Político y Electoral por la UC3M.

Notas

[1] laRepubblica. (3 de septiembre de 2020). Regionali, Guerini a Molinari: “Alleanze con M5s? Si poteva fare di più, opportunità sprecata”. Recuperado de: https://video.repubblica.it/politica/regionali-guerini-a-molinari-alleanze-con-m5s-si-poteva-fare-di-piu-opportunita-sprecata/366478/367029?rss&ref=twhr

[2] Garofano, Mariangela. (17 de agosto de 2020). La coalizione di PD e 5S ora ha anche il símbolo. ilGiornale. Recuperado de: https://www.ilgiornale.it/news/politica/sardegna-nasce-primo-simbolo-dellunione-5s-e-pd-1884002.html

[3] NextQuotidiano. (22 de junio de septiembre). Francesco Acquaroli: il candidato governatore del centrodestra nelle Marche e quella cena per il Duce. Recuperado de: https://www.nextquotidiano.it/francesco-acquaroli-candidato-governatore-marche-centrodestra-cena-per-il-duce/

[4] Cerami, Gabriella. (24 de junio de 2020). Altri tre senatori M5s in odor d’uscita. I conti iniziano a non to tornare più. HuffingtonPost. Recuperado de: https://www.huffingtonpost.it/entry/altri-tre-senatori-m5s-in-odor-duscita-i-conti-iniziano-a-non-tornare-piu_it_5ef38c9dc5b615e5cd3814b1

Fotografía de Álvaro Minguito.