Una reivindicación del rock español: nombres propios, nostalgias e identidad política y cultural

“Está claro que en el Viña no va a empezar la revolución pero con una canción se puede hacer piña”. Esta frase, aparentemente simplona del grupo de hip-hop Lágrimas de Sangre, dice más de lo que parece. En 1996, la ciudad albaceteña de Villarrobledo organizó el primer festival Viña Rock. Un evento que fue creciendo exponencialmente con el paso de los años para convertirse en toda una referencia musical de nuestro país. Durante muchos años fue el festival con mayor asistencia. Y un encuentro político, social y cultural de primer orden. El mérito del Viña Rock, mercantilismo o precariedad laboral aparte, fue poner en valor a las grandes bandas estatales que, pese a estar alejadas de los circuitos comerciales, tenían un gran arraigo y seguimiento. Y no es poca cosa.

La frase que encabeza este artículo nos sirve de hipótesis de partida para desarrollar una serie de ideas principales. En primer lugar, las conexiones evidentes entre la política, entendida como un todo, y la música. Por otro lado, lo colectivo. Esa idea de “piña” como identidad, camaradería y sentirse parte de un colectivo. Antes de profundizar, una nota para historiadores, académicos y críticos musicales. El texto que prosigue no se trata de una tesis doctoral. Ni de un sesudo memorándum de fechas, bandas y biografías. Es, simple y llanamente, un intento de poner en valor todo lo que han significado para varias generaciones enteras una serie de grupos musicales que no siempre han tenido el foco público que se merecen. Una reivindicación. Más allá de exotismos puntuales, el circuito rockero se ha limitado a los medios y festivales especializados. Pero ahí detrás, siempre a la contra, la comunidad rockera existía. Y existe aunque algunos quieran darlo por muerto.

Sobre los años 80 se han escrito mares de tinta. Lo mismo con el llamado “rock radikal vasco”. Dejaremos de lado entonces esas dos etapas para centrarnos prácticamente en las dos últimas décadas y poco más atrás. No profundizaremos en los sonidos punk de bandas imprescindibles como La Polla Records, RIP, Cicatriz o Eskorbuto, que merecerían capítulo aparte a pesar de las conexiones. Nos quedamos con esa etiqueta que todo el mundo identifica a la perfección. Hablamos del “rock urbano” que iniciaran, dicen los que saben, Leño y Rosendo. De ahí, grupos como Los Enemigos, Siniestro Total, Los Suaves, Barricada, Extremoduro, Platero y Tú, Marea o La Fuga. Y derivados con toques más punk, ska o metaleros como Reincidentes, Boikot, Porretas, Ska-P, Soziedad Alkoholika, Def Con Dos, Mago de Oz… Y otros tantos que gozaron de buena popularidad, especialmente gracias a eventos como el Viña Rock y similares: El Último Ke Zierre, Koma, Hamlet, Narco…

De nostalgias

No vamos a entrar aquí en uno de los debates de moda. Aquello de volver al pasado o de la nostalgia de que antes todo era mejor. Pero hay un hecho categórico difícilmente rebatible: la música nos trae recuerdos. La mayoría de veces, buenos. Nos gusta recordarla. Lo he vivido, perdón por la automención, en primera persona. Durante los últimos años, tanto en Twitter como en el extinto medio Cuartopoder, he escrito sobre aniversarios de discos que cumplían mínimo 15 años. Se han leído todos una barbaridad. Los primeros conciertos, los cassettes grabados, los CD comprados y grabados, las camisetas, los bares donde pinchaban lo que te gustaba, el grupo de versiones de tu juventud… Una amalgama de sentimientos emocionales que nos formaron como personas.

Hay un comentario bastante habitual, incluso entre los máximos defensores del rock, de que en el Viña llevan toda la vida tocando los mismos. En el fondo, razón no les falta. En aquel primer Viña Rock tocaron, entre otros, Extremoduro, Platero y Tú, Los Enemigos, Porretas o Manolo Kabezabolo. Hoy mismo, cambiando los dos primeros por Robe y Fito, podrían formar parte del cartel y no resultaría raro. ¿Es eso malo o bueno? ¿Es síntoma de no renovación, de apostar por lo seguro? O, en cambio, ¿es mérito de los artistas por aguantar con tirón más de dos décadas?

Pasa que muchas veces se suele escuchar aquello de “la música que escuchábamos de adolescentes”. Como algo negativo. Si a eso se le suma la etiqueta de “rock calimochero”, el cóctel puede resultar algo denigrante. Esto no quiere decir que una persona tenga que tener los mismos gustos artísticos hoy que hace 20 años. De hecho, muchos de los artistas, Robe o Fito entre ellos, han dicho que no pueden cantar canciones de hace 20 años porque están en otro momento vital. Pero me niego a minusvalorar este tipo de estilos musicales con los que crecimos. Y más cuando no lo hemos tenido fácil. No eran poco frecuentes los insultos de “guarros” a quienes frecuentábamos los bares rockeros, llevábamos camisetas negras y algunos el pelo largo. No han sido poco frecuentes las entrabas a bares rockeros y punks por nazis y demás calaña para reventar lo que encontraban a su paso.

Política sin hablar de política, ¿o sí? 

La relación entre la música y la política es extensa. En lo que a nuestro país se refiere, ahí estuvieron los cantautores de finales del franquismo y de la Transición poniendo su granito de arena a la lucha y la creación de conciencia colectiva. El poder, lo sigue haciendo, ha intentado desde tiempos pretéritos censurar lo que le molestaba. La lista es larga. Si hay un evento político que ha servido de punta de lanza en esta simbiosis político-cultural, este ha sido las Fiestas del Partido Comunista de España. Los más veteranos madrileños recuerdan los macroeventos musicales que se realizaban en la Casa de Campo. Por las fiestas del PCE han pasado casi todos los grupos anteriormente mencionados, aunque también se han abierto a otros estilos. Ahí está la hemeroteca. A modo de ejemplo, aunque el cartel de ese año fuera menos duro que otros, así titulaba el diario El País su previa de las Fiestas en 1996: “Rock y política se animan en la fiesta del PCE”[1].

Más allá de que el trabajo de los músicos es tocar donde los llamen, dudo mucho que los artistas invitados no tuvieran alguna simpatía, o al menos un no rechazo explícito, al PCE. Por cosas como esta, porque el ambiente rockero siempre ha sido predominantemente de izquierdas, o progresista al menos, como ustedes quieran, llama más la atención un caso como el de Sherpa, exintegrante de Barón Rojo. Sus posturas de ultraderecha han sorprendido a gran parte de la comunidad rockera.

En cualquier caso, el grueso de las letras de los grupos más punteros no son explícitamente políticas. Hay excepciones, claro. Especialmente destacan entre ellas grupos como Reincidentes. Los andaluces son un grupo meramente combativo, con una línea ideológica marcada y que ha ido acompañando los conflictos sociales. Pocos temas no han sido tratados en sus canciones: antirracismo, precariedad laboral, internacionalismo, críticas a la Iglesia, antimilitarismo, contra los toros, violencia machista, etc.

Pasa parecido con bandas madrileñas con Boikot o Ska-P. O con, mirando al norte, S.A, Kortatu, Barricada o La Polla. Que levante la mano quien conociera ciertos asuntos o se fuera politizando escuchando canciones de estos grupos. Especialmente significativo es el caso de los vallecanos Ska-P, que con una canción como El vals del obrero[2], traspasaron todas las fronteras posibles, musicales y geográficas. Ha sonado, y suena, en todo tipo de eventos y fiestas populares, algo que solo pasa con un pequeño puñado de temas de nuestro rock. “Sí señor, sí señor, tu enemigo es el patrón. ¿Es tan difícil de comprender? Esta canción es un llamamiento a la unión y la lucha de la clase obrera y no nos gusta que nadie la utilice con otros fines”, señalaba el grupo hace poco al ver cómo se pinchaba en una manifestación de hosteleros contra las medidas sanitarias del Gobierno.

No se nos puede olvidar mencionar la reciente presentación del manifiesto[3] y plataforma “Rock contra el fascismo”. En un contexto de creciente auge de la ultraderecha, más de 1.000 bandas se posicionaron claramente. No faltó casi ninguna de las clásicas y de las nuevas. El texto original señalaba, entre otras cuestiones, lo siguiente: “Somos la tribu del rock y hoy queremos decirte, creemos necesario decirte: hay que parar al fascismo. Es urgente parar al fascismo en todas sus formas. Nuestra tribu va a poner sus guitarras y sus voces a gritarlo, alto y claro (…) Si algo ha sido el rock, desde que nació, desde su semilla en el blues de los esclavos, es antifascista”.

No se puede decir que Extremoduro, Platero y Tú, Marea, Rosendo, Los Enemigos o Los Suaves sean “grupos políticos” como los anteriormente citados. Pero han ido sembrando cosas, obviamente, dentro de sus letras, menos explícitas. Y dejado claro su pensamiento, a la manera de cada uno, cuando han tenido oportunidad. Muy significativa fue la respuesta, en una reciente entrevista en Rocksession[4], de Kutxi Romero, cantante de Marea:

Es que está claro que no es necesario dar un panfleto en tus canciones, porque por ejemplo Marea no lo hace…
Pero que no nos metan tampoco donde no es.
Eso es, efectivamente.
Y, ojo, es que no sé hacerlo. Lo he intentado, pero no. Igual que no sé hacer el pino puente, no sé hacer canciones de política social. No sé. No sé hacerlas bien, me queda muy naif todo. O muy naif o totalmente incomprensible.

(…)

Hay pinceladas y cosas, sí. Es más fácil. Hay que dejar claro quiénes somos, tío. Soy hijo del hambre, hijo del hambre. Soy hijo de andaluces que tuvieron que emigrar de su tierra por culpa del fascismo, de la Guardia Civil y de la Iglesia, por ese orden. O todo a la vez. Es así, tío. Soy hijo del hambre.

 

O, también reciente, esta repuesta del Robe en El País:[5]

¿Vox es una amenaza?
No lo sé. Pero me cuesta mucho trabajo entender a cierta gente. Que surja un partido así a estas alturas me sorprendió, pero me sorprende aún más que siga ganando votos.

 

Extremoduro, capítulo aparte

Si hay un grupo icónico en todo este panorama musical descrito es Extremoduro. Por muchos motivos. La banda es básicamente el extremeño Robe Iniesta. Y desde mediados de los años 90, el guitarrista  y productor Iñaki Antón, otra figura indispensable. Su historia está relatada de manera excepcional en el libro De Profundis. La historia autorizada, publicada en 2013 por el periodista Javier Menéndez Flores. Es la única biografía oficial de la banda. Se presentaron en sociedad a finales de los 80 con el sobrenombre, y su primer trabajo, de Rock transgresivo. Toda una declaración de intenciones. “No solo estaban mandando un mensaje inequívoco acerca de su intención de alejarse por completo de todo lo que se cocinaba en el resto del país sino que la autoasignada etiqueta trataba de explicar un modo hasta entonces inédito de entender y concebir la música”, afirma el escritor en el libro.

La evolución de los primeros discos de Extremoduro hasta nuestros días (que coinciden con una nueva gira en solitario de Robe presentando el enorme álbum Mayéutica y una polémica en torno a la suspensión de lo que iban a ser los últimos conciertos de la banda) es palpable. Pero el aroma al Extremoduro transgresivo sigue ahí. Hay un hilo conductor entre aquellas gamberradas que parecían Jesucristo García, Deltoya, Pepe Botika o So Payaso y sus últimos trabajos desde el aclamado y rompedor, otra vez, La Ley innata.

“Desde el principio, Extremoduro fusionó rock duro de trazas melódicas con una muy particular lectura de la canción de autor”, afirma Menéndez Flores. Las letras, analizadas con minuciosidad en el mencionado libro, hablan de drogas, de sexo, de amor, de lo vulgar, de lo bello… De la vida. Poesía pura, ya saben.

Robe Iniesta ha sido siempre un personaje. Con mayúsculas. Para lo bueno y para lo malo. Ha tenido épocas mejores y peores. Salidas de tono, actitudes extrañas en los escenarios. Irregularidad en sus composiciones. Ahora sale en El País pero siempre ha huido de los circuitos comerciales, especialmente los mediáticos, que no le prestaron ni la más mínima atención en sus inicios. Su innovación, que ya inició con un disco conceptual como Pedrá en 1995[6] y la influencia que ha tenido en miles de personas está fuera de toda duda.

El escaso papel de la mujer y los grandes poetas

En el debe del movimiento rockero se encuentra, sin duda, el papel de la mujer. La ausencia casi total de presencia femenina en el sector. Se ejemplifica en que ni siquiera en este artículo he mencionado una sola mujer. Lo asumo con propósito de enmienda y conciencia. Pero es que su influencia ha sido, desgraciadamente, irrelevante. Se pueden incluir a artistas como Aurora Beltrán (Tahúres Zurdos) o Luz Casal. Ambas, además, han tenido buena relación con las grandes bandas. Las hemos visto cantar con Rosendo, Barricada o Reincidentes. Pero como una nota de color puntual. Además, en las propias letras se ha podido caer, no vamos a negarlo, en expresiones poco apropiadas o directamente machistas enmarcadas en canciones de amor. La nueva ola feminista y los grandes, aunque insuficientes, cambios, deberían también llegar a esta comunidad.

Como contrapartida, un buen puñado de bandas masculinas sí que han alzado la voz por la igualdad y contra la violencia de género. El ejemplo más claro es Ay Dolores, de Reincidentes[7]. Un tema excepcional que también traspasó las barreras del rock y que sirvió para alertar de un problema del que hace dos décadas no se hablaba tanto. Lo mismo ocurrió, incluso antes, con Def Con Dos, y canciones como Ellas denunciaron o Agrupación de Mujeres Violentas. O Boikot, con Penadas por la ley y Bajo el suelo, Barricada con Mañana será igual o Ska-P, con Violencia machista.

Y una reflexión muy interesante que hacía Rafa J. Vegas, bajista de Rosendo durante décadas, en su libro Mil maneras de volver al hotel: “Gracias a que muchas compañeras y esposas tenían un trabajo fijo, a veces renunciando a sus propios sueños y aspiraciones, sus chicos pudieron seguir dedicándose a la música (…) Nunca se hablará lo suficiente de lo que han significado las mujeres para el rock en España. Aunque no se hayan prodigado mucho en los escenarios, sin duda por efecto del patriarcado, sin ellas esto hubiera sido una tarea, me atrevería a decir, imposible”.

Tampoco deberíamos dejar de mencionar la influencia poética en rock. De los grandes poetas, me refiero. No pocos son los ejemplos de versos clásicos que han sido incluidos en canciones rockeras. Federico García Lorca ha sido citado por Extremoduro, Marea o El Último Ke Zierre. La banda de Robe también ha usado a Antonio Machado o Pablo Neruda. Miguel Hernández ha llegado a bandas como Reincidentes y Poncho-K. Goytisolo a Los Suaves con Palabras para Julia. Por no hablar del poeta Manolo Chinato, que puso letra a la icónica Ama, ama y ensancha el alma, de Extremoduro y a un disco imprescindible bajo el sobrenombre de Extrechinato y Tú[8]. Que levante la mano quien se acercara a la poesía algo más a través de alguna de estas bandas.

Presente y ¿futuro?

Vivimos tiempos en los que el foco musical ha cambiado. No son pocos los que creen que el hip-hop, el trap o lo que curiosamente se conoce ahora como “música urbana” han tomado el testigo de ese sentimiento emocional generacional. También en lo de crear colectivo e identificarse políticamente. Sirva como ejemplo de nuevo las Fiestas del PCE de este año 2021. En el cartel, grupos raperos como Los Chikos del Maíz, Mafalda, Anier o más mestizos como Zoo. Igual ha sido casualidad, pero no hay nada de rock. Todos son bastante políticos, eso sí. En este cóctel que ahora llamamos música urbana hay de todo. Entra el hip-hop, donde tenemos buenos ejemplos tanto políticos como de orgullos de clase: ahí están Natos y Waor[9], Ajax y Prok y clásicos como SFDK y los mencionados Los Chikos del Maíz, por poner solo algunos ejemplos. Entra el trap, más controvertido y heterogéneo pero con propuestas interesantes como Dellafuente.

La evolución de propuestas musicales también ha dado pie a que se difuminen más las barreras. Un ejemplo es el cartel de uno de los pocos grandes festivales que, en principio, se harán este otoño. El Extremusika mezcla sin complejos a grupos como La Polla, Reincidentes o Sínkope con propuestas más “actuales” como Dellafuente, Lola Índigo, Bad Gyal o Guitarricadelafuente, aparte de un buen puñado de artistas hip-hop.

Los propios artistas implicados reconocen en ocasiones que falta renovación. El que más a las bravas lo ha dicho es Kutxi Romero. “Somos la banda de rock más joven que hay ahora mismo funcionando, no hay nadie que venga detrás dando patadas en el culo, como pasó con nosotros en los 90. A mí me encantaría, yo tengo el testigo en la mano, me encantaría pasarles el relevo a siete u ocho bandas, lo mismo que nosotros recogimos el de Extremoduro, Barricada, Platero y tú, y con su mismo espíritu, que no era tanto el de triunfar, llenar pabellones, conseguir discos de oro, como el de hacer buenas canciones”, afirmaba en una entrevista de 2019[10].

Y sí, no es fácil destacar a un grupo “nuevo” dentro del rock que sea capaz de emocionar y llenar como pasaba hace dos décadas. Quizás lo más cercano a ello ha sido un grupo como La Raíz. Musicalmente alejados del rock ortodoxo, sí han conseguido crear una identidad a su alrededor. Un grupo generacional de la última década.

Mientras tanto, siguen emocionando Robe, El Drogas, Fito o Marea. E incluso el que dicen que empezó todo esto, Rosendo, aunque ya se haya retirado. Porque es imposible no esbozar una sonrisa al escuchar canciones tan míticas como Maneras de vivir aunque tenga 40 años[11]. “Esa canción esconde un estado de ánimo, una postura ante la vida aplicable a todo ser humano sensible. Esto hace que cualquiera nos identifiquemos con lo que canta Rosendo en esa canción, ese sincericidio que retrata desde la primera persona, esa incertidumbre que refleja Rosendo y que, en realidad, es la propia vida”, explica sobre ella el periodista especializado Kike Turrón.

Miguel Muñoz Ortega (@miguelmunozort) es periodista, exintegrante del equipo de Cuartopoder y actualmente en el diario Público.

Notas

[1] Muñoz Rojas, Ritama. (13 de septiembre de 1996). Rock y política se animan en la Fiesta del PCE. El País. Recuperado de: https://elpais.com/diario/1996/09/13/madrid/842613873_850215.html

[2] Muñoz, Miguel. (21 de marzo de 2021). 25 años de “El Vals del Obrero, el disco de Ska-P que traspasó todas las fronteras posibles. Cuartopoder. Recuperado de: https://www.cuartopoder.es/cultura/2021/03/21/25-anos-de-el-vals-del-obrero-el-disco-de-ska-p-que-traspaso-todas-las-fronteras-posibles/

[3] Rock contra el fascismo. Presentación del manifiesto. (22 de junio de 2021). Recuperado de: https://www.hellpress.com/rock-contra-fascismo/

[4] Martínez Alcaraz, Javier. (24 de agosto de 2021). Entrevista a Kutxi Romero: “Rockeros en este país quedamos cuatro y por eso estamos en la obligación de cuidarnos”. Rock Session. Recuperado de: https://rocksesion.com/2021/08/24/entrevista-a-kutxi-romero-rockeros-en-este-pais-quedamos-cuatro-y-por-eso-estamos-en-la-obligacion-de-cuidarnos/

[5] Marcos, Carlos. (3 de septiembre de 2021). Robe Iniesta: “No controlo lo que escribo. Es como si vomitara y luego mirase a ver qué hay ahí”. El País. Recuperado de: https://elpais.com/cultura/2021-09-03/robe-iniesta-no-controlo-lo-que-escribo-es-como-si-vomitara-y-luego-mirase-a-ver-que-hay-ahi.html

[6] Muñoz, Miguel. (20 de junio de 2020). 25 años de ‘Pedrá’, la historia tras el disco que marcó un antes y un después en Extremoduro. Cuartopoder. Recuperado de: https://www.cuartopoder.es/cultura/2020/06/13/25-anos-de-pedra-la-historia-disco-que-marco-un-antes-y-un-despues-en-extremoduro/

[7] Muñoz, Miguel. (25 de noviembre de 2020). 20 años del ‘Ay Dolores’ de Reincidentes, un icono del punk-rock contra la violencia machista. Cuartopoder. Recuperado de: https://www.cuartopoder.es/cultura/2020/11/25/20-anos-del-ay-dolores-de-reincidentes-un-icono-del-punk-rock-contra-la-violencia-machista/

[8] Muñoz, Miguel. (29 de abril de 2021). 20 años de Extrechinato y Tú, un disco “libre” que acercó la poesía a nuestro rock. Kamchatka. Recuperado de: https://www.kamchatka.es/es/20-anos-Extrechinato-y-tu

[9] De la Cruz, Ángel. (18- de septiembre 2020). Underground Kings: la voz de una generación en crisis. LUH noticias. Recuperado de: https://luhnoticias.es/underground-kings-la-voz-de-una-generacion-en-crisis/

[10] Irurzun, Patxi. (13 de diciembre de 2019). «No hay nadie ahora que venga detrás de nosotros dando patadas en el culo». Naiz. Recuperado de: https://www.naiz.eus/es/hemeroteca/gara/editions/2019-12-13/hemeroteca_articles/no-hay-nadie-ahora-que-venga-detras-de-nosotros-dando-patadas-en-el-culo

[11] Muñoz, Miguel. (5 de junio de 2021). Maneras de vivir: la gran canción del rock en castellano cumple 40 años. Kamchatka. Recuperado de: https://www.kamchatka.es/es/maneras-de-vivir-canci%C3%B3n-rock-castellano-40%20a%C3%B1os

Fotografía de Álvaro Minguito.