El pueblo chileno toma la palabra

Definitivamente, Chile despertó. Las urnas confirmaron lo que los chilenos llevaban año y medio reclamando en las calles. El país quiere cambio, quiere regeneración política y quiere una constitución que supere el pinochetismo.

Los chilenos votaron, y lo hicieron mayoritariamente por candidatos independientes. Algunos integrados en las listas de los partidos, como Daniel Stingo (Apruebo Dignidad) o Teresa Marinovic (Vamos por Chile), y otros en listas de independientes, que finalmente terminaron eligiendo 48 escaños. Más que las listas armadas por los partidos políticos.

Los resultados finales dejan un órgano que será un mosaico de partidos y tendencias políticas, y en el que ningún bloque alcanza el tercio requerido para vetar cualquier reforma en la Constitución. Finalmente, 37 escaños irán para la derecha (Vamos por Chile); 28 para Apruebo Dignidad, la coalición integrada por el Frente Amplio (FA), el Partido Comunista (PC) y los regionalistas verdes; 25 para la Lista del Apruebo, la lista de la antigua Concertación (centroizquierda chileno); y 48 para los independientes.

Gráfico 1. Parlamento Convención.

Los grandes derrotados de la jornada fueron las dos grandes coaliciones que hasta el momento se habían turnado en el poder desde el restablecimiento de la democracia. El centroderecha, que se había aliado con el ultraderechista Partido Republicano de José Antonio Kast formando la coalición Vamos por Chile, no alcanzó el tercio de escaños que buscaba para vetar las reformas más progresistas. Y por el otro lado, la antigua Concertación, agrupada esta vez en la Lista del Apruebo, sufrió un doble sorpasso por parte de Apruebo Dignidad y de la independiente Lista del Pueblo.

Apruebo Dignidad, la coalición integrada por comunistas y frentamplistas, fue una de las sorpresas de una jornada donde, además de sobrepasar a su principal competidor en el ala izquierda, obtuvieron importantes alcaldías a lo largo del país. Sin embargo, la gran sorpresa del día no fue el éxito de esta coalición de izquierdas, sino el de las candidaturas de independientes, que serán el bloque más numeroso del órgano constituyente. Este grupo de ciudadanos ajeno hasta el momento a la política partidista, será fundamental para el futuro del país, y en su mano estará la dirección que tome la nueva constitución.

Los independientes «del pueblo»

A menudo, los 48 candidatos independientes electos para la Convención Constitucional, han sido tratados como un ente homogéneo, casi como si todos pertenecieran a un mismo partido o corriente política. Una simplificación que tiene su sentido, si tenemos en cuenta que casi todas las candidaturas independientes apoyaron el “Apruebo” en el plebiscito de octubre, y, por tanto, apoyan redactar una nueva constitución que introduzca cambios en el modelo de país. Sin embargo, dentro de este bloque independiente encontramos varias listas, diferentes tendencias políticas, y, sobre todo, diferentes visiones de lo que debe ser la nueva constitución, de las reformas que se deben incluir y de los puntos en los que hay que hacer mayor hincapié durante el proceso de redacción del texto. Por lo tanto, es importante matizar las diferencias que existen entre las distintas candidaturas independientes, puesto que es más que posible que cuando llegue la hora de las votaciones dentro de la cámara, estas se comporten de manera diferente.

En primer lugar, debemos señalar que la principal vencedora de las listas de independientes ha sido La Lista del Pueblo. Una candidatura surgida al calor de la protesta popular y que ha obtenido nada menos que 27 escaños. Una cifra que supera los 25 del de la Lista del Apruebo (el centroizquierda heredero de la Concertación), y que coloca a este grupo como el tercero con mayor representación dentro de la cámara.

Estos excelentes resultados se deben seguramente a la gran capacidad que han tenido de conectar con una ciudadanía volcada en el estallido social. La Lista del Pueblo se presentó desde el primer momento como una candidatura surgida directamente del impulso de la Plaza de Italia, epicentro de las protestas en Santiago. Esto se puede apreciar tanto en sus franjas televisivas como en toda la campaña, donde abundaron las referencias al estallido social, y la denuncia de los abusos cometidos por la fuerza pública chilena. “Ya van casi dos años de resistir golpes y gases, de ver a nuestros amigos y familiares presos, mutilados o muertos, y aun no podemos asegurar que vamos a ganar, solo podemos prometer que seguiremos luchando hasta que la DIGNIDAD se haga costumbre”. Así cerraba la Lista del Pueblo una de sus franjas televisivas, las cuales han causado un enorme revuelo en las últimas semanas.

El formato audiovisual ha sido uno de los puntos fuertes de una campaña que consiguió colar a la coalición en la primera página de la agenda mediática gracias a sus controvertidos vídeos. Además de ser acusados ante la Defensoría de la niñez por utilizar ilegalmente en un vídeo de campaña un audio de un menor que aparentemente estaba siendo agredido por el personal de un centro del SENAME (el servicio de menores en Chile), la Lista del Pueblo logró una enorme visibilidad con un vídeo en el que bromeaban con que Piñera había muerto a causa un infarto tras salir elegidos numerosos candidatos de la Lista del Pueblo[1].

Su estrategia durante toda la campaña se ha basado en romper con los códigos y el lenguaje de la política chilena. Ya no se trataba de introducir problemáticas que se le escapaban a los partidos tradicionales, como tratan de hacer partidos como el Frente Amplio o el PC, sino que en el caso de la Lista del Pueblo se buscaba escandalizar a la clase política, hablando abiertamente de la represión, de los privilegios de los ricos, de presos políticos, o de las enormes desigualdades del país. La Lista del Pueblo quería hablar una lengua distinta a la de las élites, la lengua del pueblo, y, sobre todo, la lengua de las manifestaciones, utilizando símbolos y consignas repetidas durante meses en las marchas.

Además de incluir en sus discursos proclamas habitualmente escuchadas en las manifestaciones como “hasta que la dignidad se haga costumbre” o “no son 30 pesos, son 30 años”, La Lista del Pueblo también quiso reflejar esta cercanía con la protesta social en la selección de sus candidatos. Si se quería ser el partido del pueblo, este debía ser el que lo representara. De esta manera se configuraron unas listas formadas por personas completamente ajenas a la política, donde sobresalían algunas de las figuras más conocidas de las marchas como Alejandra Pérez, Rodrigo Rojas o Giovanna Grandón, más conocida como “la Tía Pikachu”.

Pérez, operada de un cáncer de mama y otro de ganglio, acudió durante semanas a las manifestaciones en los alrededores de la Plaza de Italia con su torso desnudo en el que llevaba escrito la frase “hasta que la dignidad se haga costumbre”. Su cuerpo, marcado por las cicatrices de la mastectomía, se convirtió en una manera de reivindicar la lucha por la sanidad pública y de visibilizar la lucha de muchas mujeres contra el cáncer de mama[2]. Tanto ella como Rodrigo Rojas, afectado desde hace años por una leucemia y que también acudía a las manifestaciones utilizando su cuerpo para reivindicar la lucha por la sanidad pública, se convirtieron en dos de los principales iconos de las protestas. Ambos se sentarán en el órgano constituyente, al igual que Giovanna Grandón, apodada la “Tía Pikachu” por acudir a las marchas disfrazada del dibujo animado, y convertida de la noche a la mañana en un icono popular.

Estas tres figuras representan a la perfección la fórmula que plantea La Lista del Pueblo: convertirse en el representante en la Convención Constitucional de la protesta popular. A nivel programático, su discurso también se centra en las principales demandas del estallido social, presentando un programa breve, pero transformador, que aboga por cambios en el rol del Estado, ampliación de derechos sociales y protección del medioambiente. Sin embargo, a la hora de detallar cómo materializar estos fines, la Lista del Pueblo profundiza mucho menos que otras formaciones que cuentan con una batería de reformas mucho más específicas.

No le ha hecho falta, y a través de un lenguaje alejado de los códigos de la política chilena, unos candidatos con los que el pueblo se pueda identificar, y una buena campaña a nivel audiovisual, este grupo de independientes ha conseguido llegar a mucha gente, obteniendo nada menos que un 17% de votos. La combinación de un estilo político que rompe con todos los cánones, sumado a una inteligente campaña en redes, basada en causar polémica y escandalizar a sus adversarios, ha sido más efectiva que cualquier programa. La rebelión de la Lista del Pueblo es de fondo, pero sobre todo de forma. Se trata de una rebelión contra el sistema político y económico, pero también contra una forma de hacer política, y esto es lo que la distingue de otras opciones como el Frente Amplio o el Partido Comunista.

Independientes, no neutrales y los movimientos sociales

Además de La Lista del Pueblo, dentro del bloque independiente podemos distinguir otras dos listas: la de los movimientos sociales y la de los «Independientes, no neutrales», que junto a los candidatos independientes fuera de pacto completan el mosaico que será la Convención.

Por un lado, los Independientes, no neutrales, se presentan como una candidatura cívica, formada por personas involucradas en lo público, pero no en la política partidista, como la periodista Patricia Politzer o el expresidente de la Fundación América Solidaria y coordinador de la última visita del Papa Francisco a Chile, Benito Baranda. El principal objetivo de la candidatura es servir de puente entre la gente y las instituciones, y contribuir a generar un nuevo pacto social y político que quede plasmado en el texto.

Ideológicamente más moderada que La Lista del Pueblo y la Lista de Movimientos Sociales, Independientes, no neutrales, abarca desde católicos sociales como Baranda hasta a figuras más cercanas a la socialdemocracia. Un grupo que se encontraría próximo en ideas a la antigua Concertación (el centroizquierda chileno), pero que se ha querido distanciar radicalmente de los partidos chilenos. Apoyan que Chile se convierta en un Estado social y democrático de derecho, la plurinacionalidad, la descentralización y que se introduzcan ciertos mecanismos participativos en la Constitución. Atendiendo a su programa, tampoco pondrán obstáculos a reformas progresistas en materia de igualdad de género, medioambiental, o en la ampliación del catálogo de derechos sociales y civiles.

Las mayores diferencias con el resto de independientes quizás se encuentren en el régimen político, donde no son partidarios de grandes cambios, pues simplemente abogan por una atenuación del hiperpresidencialismo chileno, eliminando algunas prerrogativas del Presidente de la República. Aquí se diferencian de otras fuerzas como la Lista del Pueblo, que en su web señala que “propondrá establecer un sistema unicameral, un régimen de Gobierno Semi Presidencial o similar” o los movimientos sociales, que también apoyan el unicameralismo.

Por último, la Lista de Movimientos Sociales, se trata de la otra gran candidatura que integra el bloque independiente. Una candidatura que, en palabras de Javier Pineda, candidato de esta lista por el distrito 10, responde únicamente al mandato colectivo de las organizaciones sociales que la impulsaron. Las diferencias con la Lista del Pueblo a la hora de construir las candidaturas, los llevaron a concurrir por separado en la mayoría de distritos. A pesar del amplísimo número de candidaturas, que a priori perjudicaba a la izquierda, fueron capaces de obtener seis diputados, dos de ellos articulados con la plataforma de la Lista del Pueblo.

La Lista de Movimientos Sociales, fundada por organizaciones sociales, feministas, sindicales y vecinales, se sitúa en posiciones cercanas a la izquierda transformadora. Aboga por avanzar hacia una sociedad feminista, ecologista, democrática y plurinacional, y por superar el Estado subsidiario neoliberal para consolidar un Estado garante de derechos, nos cuenta Pineda. El candidato cree que el aporte de sus compañeros electos se apreciará en el debate sobre el desmantelamiento del modelo neoliberal, donde plantean recuperar un papel activo del Estado en la economía y poner fin a las privatizaciones.

El discurso de la Lista de Movimientos Sociales, sitúa al grupo claramente a la izquierda del arco parlamentario. Más próximo a la Lista del Pueblo que a los Independientes, No Neutrales en la Convención, es muy posible que también tenga buena sintonía con Apruebo Dignidad.

De esta manera, queda configurada una cámara con una orientación marcadamente progresista, pero muy fragmentada, lo que requerirá de acuerdos multilaterales para aprobar cualquier medida. El grupo de independientes tendrá una importancia capital en que salgan adelante los acuerdos, pero muy probablemente no funcionará como un bloque homogéneo. Si nos atenemos a lo que proponen los partidos, lo más probable es que veamos a la Lista del Pueblo y a la Lista de Movimientos Sociales votando junto a Apruebo Dignidad la mayoría de las medidas, y a los Independientes, No Neutrales más cercanos a la ex-Concertación. No obstante, la presencia de independientes en las listas de los propios partidos, y la existencia de varios partidos o corrientes en el interior de cada lista, abren aun más un escenario que seguramente obedecerá a una geometría variable.

Un posible consenso progresista

Los resultados electorales han dejado un panorama completamente abierto, en el que ninguna de las candidaturas tendrá fuerza suficiente para imponer su veto a determinadas reformas. Esto significa que no habrá ningún punto de la constitución de 1980 que sea imposible de cambiar, aunque todas las reformas requerirán del consenso de al menos cuatro bancadas diferentes.

Si atendemos a los números, existe una amplia mayoría que aspira a reformas progresistas, integrada por la Lista del Apruebo, Apruebo Dignidad, los Independientes, no Neutrales, la Lista del Pueblo y la Lista de Movimientos sociales, que podría llegar a una serie de acuerdos básicos para impulsar un nuevo modelo de país. Establecer un estado democrático y social de derecho superando el estado subsidiario del texto actual, garantizar derechos como el derecho a la salud, a la educación o a la seguridad social, declarar el agua como bien público o apostar por la plurinacionalidad, son solo algunas de las medidas en las que las fuerzas progresistas deberían alcanzar acuerdos para refundar el país.

Los números favorecen a las fuerzas del cambio, pero el escenario actual exigirá un esfuerzo colectivo enorme para lograr un entendimiento entre proyectos que provienen de culturas políticas muy distintas. Desde la antigua Concertación (el centroizquierda chileno), hasta las distintas fuerzas independientes que representan al movimiento popular, pasando por el Partido Comunista y el Frente Amplio. El esfuerzo de todos será necesario para generar un texto a la altura del pueblo chileno.

Jaime Bordel (@jaimebgl) es politólogo y jurista por la Universidad Carlos III y colaborador de medios como El Salto, CTXT y Descifrando la guerra.

Notas

[1] La Lista del Pueblo. (20 de marzo de 2021). Franja Electoral Día 2 Parte 1. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=QkUoEGFNoTU&ab_channel=LaListaDelPueblo

[2] Alburquerque, Sebastián. (1 de febrero de 2020). Alejandra Pérez, manifestante por la Dignidad: «Se me acercan muchas mujeres a contarme su historia, se abren la polera y me dicen ‘amiga mira estoy igual que tú pero no me atrevo’. The Clinic. Recuperado de: https://www.theclinic.cl/2020/02/01/alejandra-perez-manifestante-por-la-dignidad-se-me-acercan-muchas-mujeres-a-contarme-su-historia-se-abren-la-polera-y-me-dicen-amiga-mira-estoy-igual-que-tu-pero-no-me-atrevo/

Fotografía de @lalistadelpueblo.