Nuevas derechas, viejas tempestades

Durante los días 5 (mañana y tarde) y 6 (mañana) de noviembre de 2022, se celebraron en la Fundación Sindical Ateneo 1º de Mayo de Madrid las jornadas Nuevas derechas, viejas tempestades, patrocinadas por Izquierda Unida, la Fundación de Estudios Críticos y el Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea. Nos proponíamos reunir, en torno a la cuestión de las nuevas derechas, a estudiosos reputados del fenómeno, pero también a personas externas a la academia que, por trabajo o interés personal, están pensando en él y en cómo confrontarlo. Gabriela de Lima o Steven Forti aportaban su perfil académico, y Noelia Isidoro —profesora de secundaria— o Alba Capilla —impulsora de la campaña #NoFinanciesElOdio contra la publicidad digital en cabeceras de extrema derecha— la voz de la experiencia práctica y la acción, a un conjunto de debates iniciado con la siguiente declaración de intenciones:

«Asistimos en nuestros días a una encrucijada histórica; un momento de cambio del que una de sus expresiones es la prosperidad de un conjunto de nuevas y voraces derechas, dispuestas a romper consensos y en cuyo lenguaje virulento palpitan ecos de viejas tempestades; de tragedias que se creían irrepetibles. Distintas entre sí, no siempre bien avenidas, componen juntas —recuperando la célebre metáfora— un fantasma que recorre el mundo y que ya significa la pérdida de derechos duramente conquistados para colectivos enteros. Nos proponemos aprender y debatir sobre este magma político, su variedad interna, sus características, las razones de su éxito, y alumbrar propuestas imaginativas de acción concreta capaces, no ya de contener su marcha, sino de revertirla».

Las jornadas se estructuraron en tres ejes, dos de los cuales se desarrollaron en la mañana y la tarde del día 5, dedicándose al tercero la mañana del 6.

El primer eje, para el que se eligió el título «¿Qué son y qué no son las nuevas derechas?», tenía el objetivo de fijar el marco teórico de la jornada y abordar conceptualmente el fenómeno de las nuevas derechas, de las que se pretendía analizar los rasgos comunes y las diferencias tanto entre ellas mismas como entre ellas y el fascismo histórico, preguntándonos también qué relación guardan las nuevas derechas con el capitalismo neoliberal. Dos intervenciones online a cargo de Gala Kabbaj y Steven Forti se vieron sucedidas por un debate a cinco: Juan Ponte, Elizabeth Duval, Clara Ramas, Gabriela de Lima y Pablo Stefanoni.

Se conversó en primer lugar sobre la cuestión del nombre; de qué etiqueta asignar a este magma político; de cuáles son las fortalezas y debilidades de cada una de las que vienen manejándose tanto en los trabajos académicos como en el debate público: ultraderecha, extrema derecha, fascismo, neofascismo, posfascismo, posmofascismo, derecha radical, derecha alternativa, derecha revolucionaria, reacción… Los ponentes plantearon sus dudas sobre cada uno de ellos, referentes, por ejemplo, a la inadecuación del prefijo ultra- o el adjetivo extrema para movimientos políticos que están siendo capaces de instalar sus discursos y demandas en la centralidad del debate público; o a cómo el uso de fascismo significa ocluir las diferencias notables que estas nuevas derechas guardan con los fascismos de los años veinte y treinta, con independencia de que también existan puntos en común: discurso defensivo y victimista en lugar de ofensivo y expansionista, ausencia de violencia paramilitar, etcétera.

Se conversó, en este primer eje, sobre de qué maneras está siendo capaz la ultraderecha de arrebatar a la izquierda su capacidad de seducción, interrogándose a los ponentes sobre la pregunta que da título a un libro de uno de ellos, Stefanoni: ¿La rebeldía se volvió de derechas? Se les planteó, también, su parecer sobre su capacidad de devorar causas, retóricas e imaginarios de la izquierda, pervertirlos en un sentido exclusivista (homonacionalismo, feminacionalismo, ecofascismo…) y tranquilizar de tal modo las conciencias de quienes no quieren sentirse reaccionarios. Se razonó cómo la ultraderecha funciona como una «empresa del pánico moral», capaz de ofrecer respuestas al miedo ante las transformaciones rápidas que acontecen en la sociedad; transformaciones derivadas en gran parte del «movimiento tectónico» —apuntó Clara Ramas— desatado por el avance de Internet, con su capacidad para alterar, de un modo ya advertido en el entresiglos por pensadoras como Donna Haraway, las relaciones sociales y las identidades fijadas.

Se comentó la necesidad de que la izquierda no se refugie en la autocomplacencia de su supuesta superioridad moral, ni en discursos fáciles que asignen a la ultraderecha una mera nostalgia del pasado, frente a la mirada al futuro que sería característica de la izquierda; y de que esta comprenda la modernidad que anida en estos movimientos que, si son reaccionarios, lo son en el sentido de reactivos; de operar desde el resentimiento. También que no basta con decir la verdad, ni con tener la razón; que no necesariamente el mejor análisis significa la mejor práctica, y que hay que ser capaces de articular emocionalmente esa verdad para que sea operativa. «A un afecto, solo se le combate con otro afecto de mayor intensidad y signo contrario», razonó Juan Ponte, apuntando también que «combatir a las derechas no significa ser un poquitín de derechas», en referencia al debate, que también emergió en las jornadas, sobre la conveniencia, o no, de un socialconservadurismo que reivindique banderas como la patria, la familia o la fe.

La tarde del día 5 comenzó con una ponencia, a modo de entremés, del sociólogo vasco Ion Andoni del Amo sobre un tema no directa, pero sí indirectamente relacionado con las nuevas derechas cuyo análisis vertebró las jornadas, parte de cuyo éxito en algunos países estriba en su instrumentalización exitosa de discursos conspiranoicos. Estudioso del fenómeno antivacunas a raíz de la pandemia de covid-19, Del Amo, autor de trabajos sobre el contexto vasco, expuso sus conclusiones al público: la movilización antivacunas como, entre otras cosas, una manera de recuperar discursos de radicalidad que una parte de la izquierda abertzale echa de menos en un momento en el que la estrategia del referente político EH Bildu pasa por exhibir moderación y responsabilidad.

El resto de la tarde se consagró a una serie de ponencias breves sobre países concretos y sus ultraderechas, impartidos por expertos en las mismas, que intervinieron bien físicamente, bien online. Natalí Incaminato lo hizo desde Argentina, exponiendo al público español los tonos peculiares de la ultraderecha de su país, caracterizada por el discurso ultraliberal de Javier Milei. Habló Jaime Caro de Estados Unidos y, por ejemplo, de la capacidad del trumpismo para plantear la blanquitud masculina como una identidad más. Desde Francia intervino Guillermo Fernández Vázquez, experto en la ultraderecha francesa, y que charló con el público desde el congreso de Reagrupación Nacional, que había ido a cubrir como estudioso. Se ocupó de Brasil la historiadora de aquel país, afincada en España, Gabriela de Lima, quien expuso las técnicas propagandísticas del bolsonarismo, y, por ejemplo, el contraste entre la estrategia del candidato progresista Lula da Silva de presentarse como un hombre excepcional y la de Bolsonaro de —siendo millonario, un incuestionable miembro de la élite de su país— cultivar una estética de hombre común y una espontaneidad calculada, deliberada, consistente en vídeos colgados en redes sociales, grabados toscamente con teléfono móvil, en los que se muestra descamisado, coloquial, participando de festejos populares o discurseando ante una bandera de Brasil barata y sin planchar.

El segundo día de las jornadas, 6 de noviembre, consistió en una mañana repartida entre tres talleres de acción práctica, pensados para un debate animado con los asistentes del que emanase un decálogo de propuestas de acción concreta. El primero versó sobre la cuestión del discurso: qué claves retóricas están detrás del éxito de la ultraderecha y cómo combatirlas desde las fuerzas progresistas. Sus conductores fueron Enrique del Teso, autor de los libros Más que palabras: la izquierda, los discursos y los relatos y La propaganda de ultraderecha y cómo tratar con ella, y María Corrales Pons, responsable de discurso de Catalunya en Comú y de En Comú Podem en el Parlament de Catalunya, que disertaron sobre cuestiones como la mecánica del bulo («sentencias cortas y falsas que buscan crear sensaciones negativas muy rápidas y que se propaguen fácilmente, algo así como estribillos»; una simulación de libre albedrío que se dispara en muchas direcciones y se acomoda a estados emocionales, haciendo a los acólitos creer que tienen las ideas muy claras, razonó Del Teso), la desfiguración exitosa que la ultraderecha está consiguiendo hacer de la figura del izquierdista, el papel de la provocación o la necesidad de que la izquierda tenga su propio discurso sobre la seguridad.

Entre el primer y el segundo taller, y a modo de introducción de este —que versaría sobre la agitación y propaganda en redes sociales— se acogió una breve intervención online de Alba Capilla, promotora de la campaña #NoFinanciesElOdio, consistente en ahogar económicamente a medios de ultraderecha por la vía de hacer notar a sus anunciantes —que en casi todas las ocasiones no saben que lo son, toda vez que subrogan la colocación de sus anuncios a plataformas de gestión publicitaria— que sus banners están apareciendo al lado de titulares con discursos de odio.

Versó el segundo taller sobre las redes sociales, conducido por Iago Moreno, experto en cómo la ultraderecha está instrumentalizando este campo para propagar su discurso, y que razonó la necesidad de pensar la ubicuidad de las tecnologías digitales y la posibilidad de generar sentidos de pertenencia a través del trolleo.

Finalmente, el tercer taller se dedicó a la propagación del discurso ultraderechista en los institutos, conducido por Kilian Cuerda y Noelia Isidoro, ambos profesores de secundaria; Cuerda, además, sindicalista de UGT Enseñanza, de cuyas campañas referentes a esta cuestión expuso la estrategia y las conclusiones. Se plantearon cuestiones como la posibilidad de construir el aula como una comunidad de iguales en la que los discursos intolerantes sean percibidos, no como un acto de rebeldía contra el profesor, sino como una agresión al conjunto del grupo; devolverles a estos la condición de otredad disruptora que ellos pretenden a asignar a las minorías raciales, sexuales, etcétera.

Durante todas las jornadas, se hizo asimismo énfasis en la necesidad de pensar este movimiento como una suerte de Internacional reaccionaria, cuyos miembros nacionales sostienen una colaboración que llega a ser más vigorosa que la que caracteriza a una izquierda frecuentemente ensimismada en claves nacionales. Consignas y mecanismos de agitprop que aparecen en la ultraderecha de un país saltan rápidamente a los otros y en todas partes se manejan los mismos tropos, los mismos imaginarios, adaptados simplemente al color local de cada país. Frente a ello, las izquierdas deben ser capaces de operar del mismo modo, pensándose, ellas mismas, como una Internacional antifascista y democrática cuyos miembros mantengan una coordinación permanente, intercambio fluido de know-how. Hacerlo en el ámbito europeo es especialmente crucial en tanto ultraderechas como los Fratelli d’Italia de Giorgia Meloni están logrando ya encaramarse a la gobernación de países fundadores de la Unión Europea, encontrando enfrente nada más que un tibio socioliberalismo y un archipiélago de izquierdas desnortadas y ensimismadas, refugiadas en librerías, editoriales o centros sociales e inoperativas para la disputa del poder.

Pablo Batalla Cueto (@gerclouds), coordinador de las jornadas y autor de Los nuevos odres del nacionalismo español (2021, Trea).

Todos los vídeos de las jornadas pueden verse en este enlace.