Sorpresa en los Alpes. El Partido Comunista de Austria (KPÖ) entra con fuerza en el parlamento regional de Salzburgo

Un fantasma recorre el país alpino. Pese a que las encuestas ya vaticinaban que el KPÖ (Partido Comunista de Austria) conseguiría superar el umbral del 5% en las elecciones estatales al parlamento regional de Salzburgo del pasado domingo 23 de abril, todas las previsiones saltaron ya por los aires en cuanto se conocieron las encuestas a pie de urna, y finalmente con los resultados oficiales. La candidatura KPÖ PLUS, encabezada por Kay-Michael Dankl y que incluye a candidatos y candidatas independientes cercanos al partido, ha obtenido un 11,7% de los votos, quedando en cuarto lugar. Destaca además el espectacular resultado en la ciudad misma de Salzburgo, donde la candidatura conseguido un 21,5%.

Pongámonos en contexto. Estamos en un país donde la candidatura comunista a nivel nacional se mantiene, desde 1966, con resultados en torno al 1% de los votos o inferiores, y sin representación desde 1956. En el parlamento regional de Salzburgo, el KPÖ no consigue representación desde 1949, y en las últimas elecciones regionales obtuvo un 0,4 % de los votos. Es decir, el resultado de estos comicios parte, en términos electorales, casi de cero. En tal contexto, parecería que lo que ha ocurrido es una rareza, fruto de circunstancias muy particulares, de un lugar y un momento peculiares. En términos similares se ha intentado explicar la conquista de la alcaldía de Graz, la segunda ciudad del país, por la candidata comunista Elke Kahr en 2021.

Sin embargo, a menudo los fenómenos más inusuales, lejos de ser una simple singularidad explicable sólo en términos coyunturales, permiten revelar con mayor claridad realidades mucho más generales. Más cuando estas singularidades parece que empiezan a repetirse (Graz, y ahora Salzburgo). En este caso, creemos que estas experiencias en Austria pueden aportar claves políticas que son de amplio alcance, pero que permanecen difusas en el tedio de la “normalidad electoral” de los países de Europa occidental. Dado que las costuras de esa normalidad hace tiempo que se están rompiendo, comprender los aciertos de las comunistas austríacas puede ser muy útil para que la izquierda se adelante a los tiempos complejos que están por venir.

Los resultados: modesto retroceso del bloque derecha-neoliberal, subida de la ultraderecha e irrupción del KPÖ

Estos comicios han contado con un 70,9% de participación, un 5,9% más que en los anteriores. Los resultados oficiales pueden consultarse aquí (en alemán).

El bloque formado por la derecha conservadora del ÖVP (Partido Popular de Austria), que obtiene un 30,4%, y la ultraderecha del FPÖ (Partido de la Libertad de Austria) con un 25,8%, se impone con claridad en las elecciones. No obstante, el ÖVP cae un 7,4%, que recoge en su mayor parte el FPÖ subiendo un notable 6,9%. Es el mejor resultado histórico de la formación ultraderechista en estas elecciones. Sin embargo, este aumento puede deberse también parcialmente al repunte general que experimenta actualmente el FPÖ en todo el país, tras la sangría de votos debida al Ibiza-gate de 2019, en el que altos cargos del FPÖ fueron grabados efectuando tráfico de influencias a cambio de apoyo financiero y electoral ruso. Sobre este repunte de la extrema derecha volveremos más adelante. Por su parte, NEOS, una suerte de “Ciudadanos austríaco”, se deja un 3,1% y queda fuera del parlamento. En conjunto, un modesto retroceso del bloque derecha-neoliberal.

En el “bloque de izquierda” (si asumimos por un momento esta clasificación convencional), el SPÖ (Partido Socialdemócrata de Austria) obtiene un 17,9% y GRÜNE (Los Verdes) un 8,2%, perdiendo un 2,2% y un 1,1%, respectivamente. La noticia más relevante la marca por tanto la irrupción del KPÖ con el 11,7% de los votos. Si bien una primera lectura de estos resultados parecería indicar que el trasvase de votos desde SPÖ y GRÜNE a la candidatura comunista sólo podría explicar poco más de un tercio del resultado, lo cierto es que encuestas sobre recuerdo de voto indican que el trasvase ha sido mayor, conformando alrededor de la mitad de los votantes del KPÖ en estas elecciones. El resto lo forman trasvases menores, aunque significativos, de los tres partidos del bloque de derecha-neoliberal, similares entre sí; y por último un flujo de antiguos abstencionistas y nuevos votantes.

Las tres coaliciones que se contemplan para formar gobierno regional son ÖVP-FPÖ (derecha-ultraderecha), ÖVP-SPÖ (“gran coalición”), y esta última con la participación añadida de Los Verdes. El KPÖ ha rechazado de entrada cualquier posibilidad de coalición con la derecha. “Nuestro socio de coalición en esta legislatura será la población de Salzburgo. Queremos llevar una oposición crítica al parlamento, para que en esta región se limite el precio de la vivienda, para que no haya uno de cada cinco niños creciendo en la pobreza, para que las personas trabajadoras lleguen a final de mes”, ha declarado el candidato Dankl tras conocer los resultados. “Hoy es el principio, no el final. En los próximos años debemos demostrar que podemos marcar la diferencia para la gente.”

Las claves del auge electoral

El candidato del KPÖ, Kay-Michael Dankl en campaña por la candidatura KPÖ plus en las calles de Salzburgo.

Sin duda, el hito del KPÖ en Graz hace dos años ha sobrevolado los análisis de esta jornada electoral. Es cierto que la conquista de la alcaldía de la segunda ciudad del país ha naturalizado la presencia del KPÖ públicamente, sacándolo de la marginalidad en el imaginario colectivo austríaco. Tras un año en la alcaldía, se ha demostrado no sólo que las comunistas pueden gobernar la ciudad sin que llegue el apocalipsis anunciado por ciertos medios, sino que pueden hacerlo mejor en temas clave. En un país agobiado por la inflación, los precios del alquiler en Graz crecen a un ritmo cuatro veces menor que la media nacional.

Sin embargo, más que ir a simple rebufo de esta victoria previa, los comunistas en Salzburgo han comprendido los aciertos de sus camaradas en Estiria (bastión del KPÖ cuya capital es Graz) y los llevan trasladando desde hace años a la realidad concreta de la región alpina. Desde el KPÖ destacan tres elementos claves de su candidatura a estas elecciones:

  • Trabajo con la ciudadanía de Salzburgo a pie de calle. El candidato Kay-Michael Dankl ha sido concejal de la ciudad de Salzburgo en los últimos años, y se ha pateado los barrios para conocer los problemas de la ciudadanía. En el periodo previo a la campaña ha hecho lo propio con el resto de la región. No en vano ha sido, según las encuestas, el candidato que inspira mayor confianza.
  • Limitarse a un salario digno. Todas las candidatas en la lista se han comprometido por escrito a recibir sólo 2.300 € de su salario como representantes públicos (que ronda los 7.000 €), donando el resto a diversos fondos sociales para personas con necesidades económicas, y programas como la oficina de asesoramiento legal al inquilino. Es una práctica que Dankl ya venía realizando como concejal, y que otras representantes públicas del KPÖ en otros lugares también siguen.
  • Cuestión de la vivienda como eje de la campaña. Este es, a nivel local y regional, sin duda el problema más acuciante para una gran parte de la población. Especialmente en Salzburgo capital, donde el acceso a la vivienda, en particular los precios del alquiler, se están volviendo inasumibles debido a la gentrificación y la especulación. Salzburgo es la ciudad natal de Mozart y meca del turismo musical, donde la dificultad de acceso a una vivienda para la mayoría convive con cientos de residencias vacías casi todo el año, propiedad de una élite europea que las destina únicamente a las semanas del festival musical.

Resultado arrollador en Salzburgo ciudad

Las claves anteriores, tanto del candidato como de la campaña, explican en buena medida que el resultado en la capital de la región alpina haya sido aún más sobresaliente: un 21,5% de los votos, segunda posición tras los conservadores, y clara hegemonía en el bloque sociológico de la izquierda. Con toda la cautela que exige la extrapolación de resultados y las hipótesis sobre coaliciones, si los datos de votación en la ciudad de Salzburgo se repitieran en las elecciones municipales del próximo año, permitirían gobernar la ciudad a una coalición KPÖ-SPÖ-GRÜNE. Los comunistas austríacos obtendrían su segunda alcaldía de una capital regional, la cuarta ciudad del país por población, y un fuerte bastión conservador de las últimas décadas.

El reverso de este resultado, evidentemente, es que la campaña ha llegado con menos fuerza a las zonas rurales de la región. No obstante, cabe destacar que en ninguna circunscripción electoral el KPÖ ha bajado del 5,1% de los votos, siendo además que cuatro de las seis circunscripciones se ha estrenado por primera vez en estas elecciones. Queda como asunto pendiente para los comunistas austriacos lograr llegar con mayor fuerza a las zonas rurales, en las que el problema del acceso a la vivienda no es tan sentido como en las ciudades.

Parar a la extrema derecha en Europa. Lecciones desde Austria

Militantes del KPÖ durante una acción en defensa de tarifas sociales de la luz.

Existe una preocupación general en el país por el repunte de la extrema derecha, que en las próximas elecciones generales de 2024 puede ser crucial y a la que las encuestas dan en torno a un 30% de los votos. Aunque el FPÖ ya ha ocupado dos veces la vicepresidencia a nivel federal, los tiempos son distintos en Europa. Austria podría ver muy reforzado su papel como puente entre el grupo de Visegrado y otros países de la Unión Europea, en especial tras la victoria de Meloni en Italia. Los vínculos con AfD (Alternativa por Alemania) son también especialmente fuertes.

Hay una corriente dentro del SPÖ que está optando por comprar ciertos marcos de la extrema derecha como forma de detener el flujo de voto en esa dirección. En especial, en cuestiones “bandera” del neofascismo como la inmigración. A esta corriente pertenece además el candidato del SPÖ de estas elecciones regionales, David Egger. Partiendo de que estos marcos son inasumibles para cualquier organización que respete los derechos humanos, si la intención real es revertir el voto a la extrema derecha, vistos los resultados no parece que esta estrategia esté funcionando.

Esta no ha sido en ningún caso la línea del KPÖ, que en cuestiones de derechos humanos mantiene principios firmes. No sólo de palabras, sino de hechos. Para muestra un botón: la alcaldía de Graz va a revertir las restricciones en el acceso a vivienda social para extranjeros que introdujo el anterior gobierno municipal, algo que ya hizo en su momento la actual alcaldesa cuando tuvo a su cargo los temas de vivienda en anteriores cogobiernos con el SPÖ. Nótese en especial que una gran parte de estos extranjeros a quienes se facilita el acceso a la vivienda no pueden ejercer el derecho a voto. La campaña en Salzburgo ha sido igualmente coherente con los principios de izquierda en cuestiones como derechos humanos, feminismo, igualdad o ecologismo, sin jugueteos con los marcos de la extrema derecha.

Como decimos, esta extrema derecha sigue al alza en casi todo el país. Los datos, y la propia praxis de sus dirigentes, muestran además que una parte significativa de su electorado procede de sectores populares que se sienten abandonados por la socialdemocracia echada en brazos del neoliberalismo. No en vano la candidata del FPÖ en estas elecciones intentó en campaña apropiarse de reivindicaciones como el derecho a una vivienda asequible, o la neutralidad política de Austria en el conflicto en Ucrania (que apoya un 85% de la ciudadanía). Aquí se ha identificado, por parte del KPÖ, la verdadera hemorragia electoral hacia la extrema derecha que es posible cortar. También con principios, mostrando la hipocresía entre lo que la ultraderecha defiende en campaña respecto a la vivienda y lo que vota en las instituciones, frente a la coherencia de las comunistas. Desnudando tanto las filias putinistas del FPÖ como los intereses de la industria armamentística austríaca en el envío de armas, o los flirteos encubiertos con la OTAN de otros actores.

Resulta relevante en este sentido prestar atención a los alrededor de 3.000 votos que, según estimaciones, han pasado de votar FPÖ a votar comunista. Sin duda, el núcleo duro de votantes de la extrema derecha tiene interiorizadas ideas reaccionarias, supremacistas y ultranacionalistas. Pero quizás es simplista concluir que todo el que podría acabar dando su voto a este partido lo hace por esas mismas ideas.

En resumen, el avance del KPÖ debe servir de estímulo e inspiración para la izquierda en Europa. Posiblemente, la principal lección de los buenos resultados es que demuestran que no hay que elegir entre detener a la extrema derecha y forjar una alternativa a la actual Europa capitalista que deja a la clase trabajadora sin futuro. Una alternativa que sea además plenamente coherente con los principios de izquierda. Muy al contrario, ambas tareas van de la mano, tanto que casi son la misma tarea.

Luis Cortés Barbado (@LuisCBarbado) es coordinador de la asamblea de IU Global de la federación de Izquierda Unida en el exterior.

Nota

Agradecemos a las compañeras del KPÖ y el PIE, Katerina Anastasiou, Waltraud Fritz, Daniel Schukovits y Natascha Wanek la información aportada para la elaboración de este artículo.